
Fortalecer la participación ciudadana desde las Ciencias del Comportamiento: diagnóstico y soluciones
Autor

Experto en políticas de integridad y lucha contra la corrupción. Posee maestrías en Corrupción y Estado de Derecho, y Gestión de Políticas Públicas.
Palabras clave
Ciencias del comportamiento, participación ciudadana, veeduría ciudadana
Cómo citar este artículo
Munive, E. (23 de diciembre de 2024). Fortalecer la participación ciudadana desde las Ciencias del Comportamiento: diagnóstico y soluciones. Integrity Networks. https://www.integritysolutions.pe/blog2
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Resumen:
Este ensayo explora cómo las ciencias del comportamiento pueden fortalecer la participación ciudadana en el Perú, un elemento fundamental para una democracia plena, especialmente a nivel regional y local. Se argumenta que comprender cómo las personas toman decisiones en la vida real, incluyendo sesgos cognitivos y presiones sociales, es crucial para diseñar intervenciones efectivas que superen las barreras a la participación.
El ensayo se basa en el estudio "Cultura de Integridad: Forjando una sociedad empoderada, participativa y corresponsable" del Instituto de Estudios Peruanos (IEP), realizado en 2024 en el marco del Proyecto USAID Inversión Pública Transparente, en el que se identificaron varias barreras clave para la participación ciudadana en la veeduría de la inversión pública. Para superar estas barreras, el autor del ensayo propone una hoja de ruta con cuatro líneas de intervención, basadas en principios de las ciencias del comportamiento: Simplificar, Reconocer, Integrar y Confiar. Al implementar estas medidas, se busca aumentar la confianza en las instituciones públicas y promover la colaboración entre el gobierno y la ciudadanía.
Palabras clave:
Ciencias del comportamiento, participación ciudadana, veeduría ciudadana
La participación ciudadana analizada desde las Ciencias del Comportamiento
Las ciencias del comportamiento son un campo interdisciplinario que estudia cómo las personas toman decisiones y se comportan en el mundo real. Al comprender los sesgos cognitivos, las normas sociales y otros factores que influyen en el comportamiento humano, se pueden diseñar intervenciones más efectivas para promover resultados positivos. En el contexto de la gobernabilidad, las ciencias del comportamiento pueden ayudar a fortalecer la democracia, al centrar el desarrollo de intervenciones para fortalecer la confianza en las instituciones, aumentar la participación ciudadana y mejorar la eficacia de las políticas públicas.
Precisamente, la importancia de la participación ciudadana para una democracia plena es fundamental, especialmente en el contexto regional y local del Perú. Un sistema democrático sólido requiere la participación intensiva de todos los actores de una comunidad, incluyendo ciudadanos, organizaciones de la sociedad civil, el sector privado y las instituciones públicas.
Esto se vuelve aún más relevante en los niveles regional y local, donde la cercanía entre gobernantes y gobernados permite una mayor incidencia en la toma de decisiones y la construcción de soluciones a problemáticas específicas del territorio. En el Perú, donde la descentralización busca fortalecer la autonomía regional y local, la participación ciudadana es un pilar esencial para el desarrollo integral y la mejora de la calidad de vida de todos los peruanos.
Por tanto, cabe la pregunta ¿de qué manera podemos fortalecer la participación ciudadana mediante intervenciones desde las ciencias del comportamiento? La respuesta se encuentra en las posibilidades que este tipo de experiencias pueden ofrecer al permitir una comprensión más profunda de cómo las personas toman decisiones y actúan en el mundo real. Esta disciplina, que se nutre de la psicología, la economía y la sociología, ha demostrado que la toma de decisiones no siempre se basa en la racionalidad, sino que está influenciada por una variedad de sesgos cognitivos y presiones sociales.
Al comprender estos sesgos y presiones, podemos diseñar estrategias más efectivas para involucrar a los ciudadanos en los procesos de toma de decisiones y su implementación. Identificar, por ejemplo, las barreras que impiden que las personas participen, incluso cuando reconocen la importancia de hacerlo resulta clave. Al comprender los sesgos, motivaciones y barreras de las personas, podemos diseñar intervenciones que fomenten la participación ciudadana. Esto podría incluir la simplificación de procesos, el uso de mensajes persuasivos, el fomento de normas sociales positivas y el aprovechamiento del poder de los incentivos.
Como parte del Proyecto USAID Inversión Pública Transparente, en 2024 impulsamos el desarrollo de esta perspectiva y tuve el encargo de coordinar este proyecto. Bajo la dirección de Jorge Morel y con el apoyo de José Mendoza, el Instituto de Estudios Peruanos (IEP) elaboró el Estudio "Cultura de Integridad: Forjando una sociedad empoderada, participativa y corresponsable", aplicado en tres regiones del país. El objetivo fue identificar los sesgos, motivaciones y barreras que dificultan la participación ciudadana en la realización de veedurías en temas de inversión pública, asegurando así la integridad y eficacia de estas intervenciones.
Esta aproximación requirió alejarse de métodos tradicionales de recolección de información, como encuestas o entrevistas, y adoptar viñetas y el método Delphi. Esta combinación cuantitativa y cualitativa permitió contextualizar los datos estadísticos y comprender las razones detrás de la acción ciudadana.
El estudio reveló aspectos muy interesantes:
Obstrucción al acceso a la información: Se analizó la dificultad para acceder a la información debido a la obstrucción por parte de algunos servidores públicos, un aspecto clave para el ejercicio de la veeduría ciudadana. Este comportamiento está relacionado con el "sesgo de evitar información", lo que significa que los funcionarios temen transparentar información para evitar cuestionamientos y, por lo tanto, ponen trabas a las solicitudes de información por parte de los ciudadanos o demoran excesivamente la atención de estas solicitudes.
Priorización del corto plazo: Los servidores públicos no perciben que la participación ciudadana genere efectos positivos a corto plazo, sino que requiere tiempo. Este comportamiento está relacionado con el "sesgo de descuento hiperbólico", que describe la tendencia de los funcionarios a priorizar el corto plazo, sin percibir que la participación ciudadana genere un impacto inmediato en la gestión.
Sesgo de grupo: Se observó que los funcionarios suelen privilegiar la interacción con personas de su propio círculo o con actores especializados en temas de contrataciones o inversión pública, desconfiando de la participación de otros actores menos informados, como beneficiarios o representantes de la sociedad civil organizada. Esto se traduce en una débil voluntad política para involucrar a la ciudadanía, un comportamiento relacionado con el "sesgo de grupo".
Desconfianza ciudadana: La alta desconfianza de la ciudadanía hacia el servicio civil, las experiencias negativas previas, la percepción de corrupción generalizada y la falta de respuesta a sus demandas. Todo esto desalienta la participación ciudadana, principalmente en el desarrollo de veedurías, que requiere un mayor compromiso para su implementación.
¿Cómo superar las barreras para una mayor participación ciudadana?
Para superar las barreras antes mencionadas, propongo una hoja de ruta con cuatro líneas de intervención que pueden permitirnos gestionar los sesgos identificados, los cuáles se basan en principios de las ciencias del comportamiento tales como el encuadre, el fomento de normas sociales positivas, entre otros. A continuación, detallo estas propuestas:
1. SIMPLIFICAR el acceso a la información:
Implementar mecanismos de difusión de información accesibles, complementando los canales tradicionales con herramientas digitales como redes sociales y sistemas de mensajería instantánea.
Estructurar la información de forma clara, concisa y fácil de entender, utilizando formatos accesibles como infografías y videos explicativos.
Capacitar a los servidores públicos en temas de transparencia, acceso a la información y comunicación efectiva con la sociedad civil e implementar herramientas, lineamientos y protocoles de apoyo para los servidores.
Esta primera línea de intervención reúne propuestas que se basan en el encuadre y efecto de disponibilidad. Implementar mecanismos de difusión de información accesibles, complementando los canales tradicionales con herramientas digitales como redes sociales y sistemas de mensajería instantánea, aumenta la disponibilidad de la información para la ciudadanía. Al facilitar el acceso a la información, se promueve la participación ciudadana.
Estructurar la información de forma clara, concisa y fácil de entender, utilizando formatos accesibles como infografías y videos explicativos, utiliza el principio de encuadre. Al presentar la información de forma atractiva y fácil de comprender, se busca influir en la percepción de la ciudadanía y motivarla a informarse y participar.
Capacitar a los servidores públicos en temas de transparencia, acceso a la información y comunicación efectiva con la sociedad civil e implementar herramientas, lineamientos y protocolos de apoyo para los servidores, busca mejorar la capacidad de los funcionarios para brindar información y atender las demandas de la ciudadanía, fortaleciendo su rol al complementar las exigencias legales existentes con desarrollo de capacidades, acompañamiento y cobertura.
2. RECONOCER el impacto a largo plazo:
Implementar sistemas de monitoreo y evaluación para medir y visualizar el impacto positivo de la participación ciudadana a lo largo del tiempo.
Desarrollar campañas de comunicación que destaquen los beneficios a largo plazo de la participación ciudadana, con ejemplos concretos de cómo esta mejora las intervenciones públicas.
Reconocer públicamente a los funcionarios y ciudadanos que contribuyen a la participación ciudadana y al fortalecimiento de la toma de decisiones.
Esta segunda línea de intervención reúne propuestas que se basan en los principios de encuadre, refuerzo positivo y fomento de normas sociales positivas. Desarrollar campañas de comunicación que destaquen los beneficios a largo plazo de la participación ciudadana, con ejemplos concretos de cómo esta mejora las intervenciones públicas, utiliza el principio de encuadre. Al enfatizar las consecuencias positivas a largo plazo, se busca influir en la percepción de la participación ciudadana y logrando su reconocimiento como una acción valiosa.
Reconocer públicamente a los funcionarios y ciudadanos que contribuyen a la participación ciudadana, utiliza el principio de refuerzo positivo. Al recompensar la participación, se busca aumentar la probabilidad de que esta conducta se repita en el futuro lo que incentiva a establecer una norma social que valora y alienta la participación.
Mostrar ejemplos concretos de cómo la participación ciudadana mejora las intervenciones públicas, también puede apelar al principio de prueba social. Al evidenciar que otros participan y obtienen resultados positivos, se busca normalizar la participación y motivar a más personas a involucrarse.
3. INTEGRAR Y COOPERAR:
Crear espacios de encuentro y diálogo inclusivos para que ciudadanos, sociedad civil y funcionarios interactúen, intercambien perspectivas y propongan alternativas.
Implementar mecanismos de retroalimentación para que los ciudadanos expresen sus opiniones y sugerencias, y los funcionarios respondan a las demandas ciudadanas.
Capacitar a los funcionarios en estrategias de comunicación interpersonal para construir confianza y empatía con los ciudadanos.
Esta tercera línea de intervención reúne propuestas que se basan en los principios fomento de normas sociales positivas, específicamente buscan generar confianza entre la ciudadanía y los funcionarios públicos. La confianza es esencial para la participación ciudadana, ya que las personas son más propensas a involucrarse en la gestión pública si confían en que sus opiniones serán tomadas en cuenta y que los funcionarios actuarán de manera transparente y responsable.
Así, crear espacios de encuentro y diálogo inclusivos facilita la interacción entre ciudadanos, sociedad civil y funcionarios. Esto aumenta la disponibilidad de información sobre las perspectivas y necesidades de cada actor, lo que puede llevar a una mejor comprensión y colaboración. Al interactuar en espacios de diálogo, los funcionarios pueden verse expuestos a perspectivas diferentes a las suyas, lo que puede ayudar a contrarrestar el sesgo de confirmación y a tomar decisiones más informadas.
Implementar mecanismos de retroalimentación permite a los ciudadanos expresar sus opiniones y sugerencias, y a los funcionarios responder a las demandas ciudadanas. Este intercambio de información y la respuesta a las demandas generan un sentido de reciprocidad que fomenta la confianza entre los actores.
Capacitar a los funcionarios en estrategias de comunicación interpersonal busca desarrollar su empatía cognitiva, es decir, su capacidad para comprender las perspectivas y emociones de los ciudadanos. Esto puede mejorar la comunicación y la colaboración entre los actores.
4. CONFIAR:
Adoptar un enfoque de transparencia proactiva, publicando información de forma anticipada para alentar la participación ciudadana en el fortalecimiento de la gestión pública.
Fortalecer la rendición de cuentas con mecanismos que brinden información trazable y reutilizable.
Desarrollar campañas de sensibilización para concientizar a la ciudadanía sobre sus derechos y la importancia de su participación.
Esta cuarta línea de intervención reúne propuestas que se basan en los principios de reciprocidad, encuadre y fomento de normas sociales positivas. Al adoptar un enfoque de transparencia proactiva y publicar información de forma anticipada, se genera un sentido de reciprocidad con la ciudadanía. Las personas tienden a responder positivamente a la transparencia y a la apertura, lo que puede aumentar su disposición a participar en la gestión pública.
Fortalecer la rendición de cuentas con mecanismos que brinden información trazable y reutilizable, permite a la ciudadanía monitorear el uso de los recursos públicos y detectar posibles irregularidades. La posibilidad de "perder" recursos por la corrupción puede incentivar la participación ciudadana en la vigilancia de la gestión pública.
Desarrollar campañas de sensibilización para concientizar a la ciudadanía sobre sus derechos y la importancia de su participación, enmarca la participación ciudadana como un derecho y una responsabilidad. Al presentar la participación de esta manera, se busca influir en la percepción de la ciudadanía y motivarla a involucrarse
Las campañas de sensibilización también pueden apelar a la norma social, mostrando que la participación ciudadana es una acción valorada y esperada en una sociedad democrática. Al destacar la importancia de la participación, se busca crear un entorno social que la fomente.
Como precisé líneas arriba, este artículo ofrece una hoja de ruta inicial, basada en 4 pilares: Simplificar - Reconocer - Integrar y Confiar, propuesta para fortalecer la participación ciudadana que iré fortaleciendo y complementando.
Para evaluar la efectividad de esta estrategia en diferentes contextos, es crucial llevar a cabo más investigaciones y proyectos piloto. Sin embargo, el potencial que presentan las ciencias del comportamiento para construir una sociedad más participativa, transparente y democrática es innegable. Al implementar estas medidas, se puede fomentar una mayor confianza en las instituciones públicas y promover una cultura de responsabilidad y colaboración entre el gobierno y la ciudadanía.
Referencias
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